A LA TERCERA VA LA VENCIDA

Beatriz Martínez Rico nos hace llegar esta interesante reflexión.

Igual no es a la tercera, sino a la segunda, a la cuarta o a la vigésima vez, pero lo que he aprendido en estos años tras acabar la carrera de arquitectura, es que lucharlo merece la pena porque generalmente da sus frutos.

El trabajo soñado, las condiciones deseadas o el primer premio en un concurso, suelen ser el resultado de mucho tiempo y dedicación, de intentarlo hasta conseguirlo y de hacerte valer. Enfatizo en el hacerte valer porque si vales pero no te lo crees y aceptas condiciones que no son justas, o te llevas a lo personal muchas de las críticas que, por desgracia, no siempre son constructivas, olvídate de que los demás sí que valoren tu trabajo.

Además, siendo jóvenes nos tenemos que enfrentar por primera vez al monstruo del abanico de posibilidades. El «problema» es que desde pequeños tenemos todo bajo control: vamos superando los cursos del colegio y después de la universidad, teniendo claro en todo momento lo que tenemos que hacer y los siguientes pasos. Sin embargo, cuando salimos de la universidad tenemos que escoger un camino, y muchos de nosotros a los pocos años nos damos cuenta de que queremos desviarnos y seguir por otro diferente, y entonces vuelve a aparecer el monstruo del abanico de posibilidades. Parece mentira que asuste tanto la libertad de poder elegir.

Mi historia es una de muchas, pero espero que os ayude de una manera u otra a los que estáis en vuestros últimos años de universidad o a los que os encontréis ya en el mercado laboral, pero algo atascados. Terminé la carrera de Arquitectura en la UFV hace ya 4 años. En mi último año de universidad, en paralelo al proyecto de fin de carrera, fui lo suficientemente masoquista como para presentarme al concurso de Arquia. Tuve la oportunidad de ganar una de las 20 becas que ofrecían para entrar a trabajar, en mi caso, en el estudio EMBT Miralles Tagliabue en Barcelona. Esto sonará inalcanzable para los que seguís estudiando, pero cabe destacar que era el segundo año que me presentaba y que había participado en muchos otros concursos anteriormente sin obtener premio. Con esto quiero decir que es totalmente viable para cualquier persona que tenga ganas (50%), una buena idea (40%) y un poco de suerte (10%).

Tras un año en el estudio, me puse en contacto con una profesora, en su momento de la UFV, para pedirle consejo ya que yo necesitaba un cambio y quería comenzar el doctorado. Desde siempre he querido ser profesora, mucho antes de querer ser arquitecta, y sigo con ese sueño, lo único que supongo que he decidido escoger el camino largo. Esta profesora me animó a irme al extranjero y a buscar un estudio que se dedicase al tema en el que me quería especializar, en mi caso el paisaje y espacio público, antes de meterme directamente y sin experiencia en el doctorado. Os animo a todos a pedir consejo a vuestros profesores, yo estaré eternamente agradecida por haber seguido consejos como este. Es por ello que apliqué a varios estudios de urbanismo y paisaje, entre ellos a WEST 8 Urban Design & Landscape Architecture, en Rotterdam, el cual era mi primera opción.

Buscar trabajo puede ser frustrante, recibes un montón de respuestas negativas y eso si las recibes, sin contar con las respuestas automáticas; eres uno entre un millón. Fue entonces cuando empecé a aplicar a puestos en los que no cumplía algunos o ninguno de los requisitos, ¿cómo piden tantos años de experiencia si pocos ofrecen la oportunidad de poder empezar? Cuando apliqué a WEST 8, pedían a un arquitecto nativo francés con mínimo 5 años de experiencia, que evidentemente no era yo, pero por algún motivo me llamaron igualmente para hacer la entrevista y… ¡puesto conseguido! Si bien es cierto que tengo claro que el estar trabajando en Miralles Tagliabue EMBT en ese momento ayudó a que les interesase mi currículum: conseguir abrir una puerta te abre millones de puertas más.

Los 2 años que pasé en Rotterdam fueron intensos en lo laboral, en lo personal y, en general, en todos los aspectos. He tenido la enorme oportunidad de formar parte de un equipo internacional de arquitectos, paisajistas e ingenieros excepcionalmente válidos, y de trabajar en proyectos que nunca hubiese imaginado, además de, por supuesto, conocer a grandes colegas, que muchos de ellos son ahora amigos. Considero que hasta el momento es la etapa en la que más he aprendido y me llevo esta experiencia en mi maleta, y es que lo que pasa con lo intenso es que es difícil de mantener en el tiempo. Madrid no sólo tiene a mi gente, sino que tiene una vida y un cielo imposible de conseguir en Rotterdam, así que tomé la decisión de volverme y, por fin, comenzar el doctorado aquí para seguir persiguiendo mi sueño.

Una vez en Madrid, y tras varios meses, me llamó mi ex jefe para decirme que iban a comenzar el concurso del Parque Central de Madrid Nuevo Norte y que querían que yo formase parte del equipo. Dejé de lado el doctorado durante esos dos meses, de nuevo muy intensos, de mucho trabajo, pero a la vez fueron dos meses muy bonitos. Poco después de la entrega, me llamaron para decirme que habíamos ganado. Era la primera vez que ganaba un concurso con WEST 8, y mira que hice muchos, y encima en Madrid, no podía estar más feliz. Es por ello que considero tan importante mantener las relaciones e irse bien de los sitios donde uno trabaja, porque la vida da mil vueltas y nunca se sabe lo que puede pasar.

Estoy segura de que en los próximos años seguiré teniendo vivencias bonitas y creciendo en el camino; pero, también, me seguiré topando con piedras que me cueste esquivar. Sin embargo, voy a luchar por el camino o caminos que quiera escoger, y si no consigo atravesarlos a la primera, que sea a la segunda, a la tercera o a la vigésima vez.

Sobre la autora del post:

Beatriz Martínez Rico es arquitecta por la UFV y actualmente realiza el Doctorado en la UPM. Ha trabajado en estudios en diferentes ciudades del mundo: Madrid, Nueva York, Barcelona y Rotterdam. En 2018, ganó la beca Arquia y trabajó en Miralles Tagliabue EMBT. Desde 2019, trabaja en el estudio holandés West 8, con el cual sigue colaborando desde Madrid.

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Equipo editor de Escuela de Arquitectura

One Comment

  1. Felipe Samarán Saló Reply

    Puesto todo junto suena como «CAMINO DE ÉXITO» Beatriz.
    Pero lo cierto es que la gente solo ve los resultados y no tanto los esfuerzos hechos hasta llegar a ellos.
    Se nota que tuviste buena formación y buenos maestros-mentores, pero lo más importante, sin lo que nadad de esto es posible es que TUVISTE MAGNÍFICA ACTITUD.
    Felicidades por un post tan inspirador.

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