EDUCACIÓN PRESENCIAL O EN LÍNEA… ESA ES LA CUESTIÓN

Es muy conocida la cita de Alfonso X El Sabio en las Siete Partidas del siglo XIII donde describe que “estudio es reunión de maestros y de escolares que se hace en algún lugar, con voluntad de aprender los saberes”. Lo que ya no es tan famoso es que poco más adelante en el mismo texto dice: “Buen clima y hermosos alrededores debe tener la villa en la que se quiera establecer el estudio, para que los maestros que enseñan los saberes y los escolares que los aprenden vivan sanos en ella, y puedan descansar y recrearse por la tarde cuando se levanten cansados del estudio”.

En tiempos de pandemia internacional y aislamiento individual lo que parecía ser un futuro cercano y prometedor, la docencia “ON-LINE”, se ha convertido en una realidad impuesta a la fuerza y nos ha permitido probar a qué sabe un estudio que no ocurre reunidos en “algún lugar” como proponía Alfonso X El sabio, sino que acontece con “cada cual en su casa y todos juntos a través de las ondas y la nube”.

Sin dudas, esto tiene ventajas que todos apreciamos. Menos desplazamientos, ahorro de tiempo, la posibilidad de juntar gentes de punta a punta del globo de forma síncrona, “eficacia” en el proceso, la posibilidad de grabar lo que ocurre y que se pueda revisionar cuantas veces se quiera…

Sin embargo, todos hemos experimentado que quitar la presencia física en la docencia elimina una parte importante e imposible de sustituir de nuestra humanidad, que deja inevitablemente coja la formación. No se puede comparar el intercambiar miradas con una persona cara a cara a tener que mirarla a través de una cámara que impide el contacto visual directo. Las personas que están en el aula pueden establecer conexiones paralelas entre ellos y simultáneas a la general del aula, pero la calidad de su banda de acceso a internet no será nunca un impedimento a la continuidad y calidad de su conexión personal. Podríamos llegar a compartir toda la información sobre un tema o un edificio, pero siempre nos podría decir el profesor Sean Maguire como al indomable Will Hunting: “Si te pregunto algo sobre arte me responderás con datos sobre todos los libros que se han escrito, Miguel Ángel, lo sabes todo, vida y obra, aspiraciones políticas, su amistad con el Papa, su orientación sexual, lo que haga falta… Pero tú no puedes decirme cómo huele la Capilla Sixtina, nunca has estado allí y has contemplado ese hermoso techo. No lo has visto…”

La relación interpersonal se ve inevitablemente limitada, precisamente por esa misma “eficiencia” del tiempo que reduce a su mínima expresión la capacidad de generación de “comunidad”, de “promoción” de “compañeros”. Desde Álvaro Siza, a Louis Kahn, pasando por Kenneth Frampton, todos los arquitectos que han tenido que ver con la docencia y con la generación de espacios para ella, saben que tan importante es el aula como el pasillo o la cafetería. Tan importante es lo que nos enseña el maestro dentro del aula, como lo que se aprende de la comunidad en los ratos de intercambio informal. Da igual que sea ese mismo maestro antes o después de su tiempo de aula, como los compañeros en los cambios de clase, y los “hermanos mayores” de cursos superiores en los encuentros casuales en lugares informales, todos esos tiempos añaden una riqueza inconmensurable e insustituible a la formación.

Nos perdemos el lenguaje no verbal, la capacidad de sondear miradas en busca de dudas o intereses, las conversaciones paralelas, los sitios establecidos tácitamente para sentarse por grupúsculos, la posibilidad de pasear entre los que nos miran, la de sentarse en círculo alrededor de un montón de papeles pinchados en un corcho. Se pierde la posibilidad de traer un bello objeto, un dibujo o una maqueta que se convierte en centro de atención y puede pasar de mano en mano. Dejamos de olernos y de vestirnos para la ocasión, también de cintura para abajo. Las buenas discusiones espontáneas que rompen el aula en grupos para luego recuperarlas en un gran debate global son impensables. No hay posibilidad de palmadas en la espalda, collejas cariñosas ni miradas cómplices. Malinterpretarse se hace más probable, enamorarse resulta más difícil, y dar o sostener la mano de alguien es imposible.

¿Se puede dar clase a distancia? claro que sí, y se puede hacer muy bien incluso, del mismo modo que se puede mantener una relación amorosa intensa por carta, se puede ser un buen padre estando destinado en otro país, se puede ser amorosa madre de un niño prematuro que tiene que permanecer en una incubadora, se puede acompañar a un enfermo sin que nos dejen estar con él en su habitación, y se puede comer de comida precocinada o hasta con suero en vena. Todo depende de lo que esperemos de cada una de esas actividades. Podemos “masterizar el encuentro virtual” cuando no hay más remedio, o cuando su alternativa es inviable. Podemos, incluso, hacer de ello un arte (que requiere mucha dedicación y talento). Lo que es indiscutible es que inevitablemente se pierden muchas capas de información e interacción personal que la tecnología jamás podrá proporcionar por mucho que avance. Hoy nos toca valorar ventajas y desafíos de ambas. Haríamos mal en enfocarnos en una formación centrada exclusivamente en la transmisión eficaz de conocimiento que descuide la docencia centrada en la persona y su crecimiento integral en todas las dimensiones, que se construye a través del acompañamiento, el encuentro y la generación de comunidad y ambas cosas pueden ocurrir presencial y on-line.

La formación a distancia tendrá, sin dudas, su lugar, abrirá nuevos horizontes que de otro modo serían imposibles, y quien se lo proponga lo llegará a hacer muy bien. Pero tiene que suplir con mucho tiempo y talento los vacíos que la presencia en cuerpo y alma regalan de modo natural.
Podemos y debemos explorar ese camino con la prudencia de quien sabe que está renunciando obligatoriamente a algo muy grande y tiene que compensarlo de otro modo.
Hoy solo podemos preguntarnos ¿Cambiarías tus años de colegio o de universidad presencial con todos sus defectos por una sobresaliente formación a distancia? ¿Cómo cambiaría tu mundo de relaciones? ¿Cómo cambiaría tu biografía? ¿Cómo cambiaría tu vida?
Ojalá que mañana los que eligieran no estar presentes se pregunten ¿Cómo pudieron nuestros padres vivir sin esto? será una clara señal de que hemos evolucionado bien.

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Estudió arquitectura en la T.U. Darmstadt, (Alemania) y ETSAM (Madrid). Trabajó en cooperación, en Nicaragua del '95 al '97, y con Alberto Campo Baeza del '97 al '02 con quien fue coautor de la Caja General Ahorros de Granada. Participó en el plan estratégico de la Ciudad de las Telecomunicaciones de Telefónica en Madrid, entre otros proyectos. En ‘02 monta su estudio ARTEctura con obras tan variadas como el Edifico Minerva (c. del Amparo 103 junto a la Casa Encendida de Madrid), el Colegio Highlands los Fresnos (Boadilla del Monte), el plan de rehabilitación integral de la Ciudad de Aguarda (Pontevedra) “Cintura del Tecla”, o el Restaurante SOPA de Madrid entre otras. Formado en Coaching dialógico por el IDDI desde 2008 con especialización en desarrollo directivo y docente. Docente en proyectos en A.I. de la ETSAM, desde '02 y desde 2006 es profesor y director de la Escuela de Arquitectura de la UFV (Universidad Francisco de Vitoria).

5 Comments

  1. patillorente Reply

    » Por una mirada, un mundo;
    por una sonrisa, un cielo;
    por un beso… yo no sé
    qué te diera por un beso. »

    …. Gustavo Adolfo Bécquer.

    Cosas tan humanas, tan sencillas, tan bonitas, tan cotidianas…

    No. La tecnología jamás podrá sustituir a esos nervios que sientes antes de exponer, o esos cuchicheos con tu compañero, o esas miradas de admiración, o ese placer de sentarte a las siete en el césped mientras alguien va a por un pincho de tortilla, o ese saludar a la gente que te encuentras en los pasillos sin conocerles… No. La tecnología no podrá darnos eso. Eso tan humano, tan bonito, tan cotidiano… y ahora cuánto lo apreciamos…

    Dicen que solo te das cuenta del valor de algo cuando lo pierdes. Nosotros hemos perdido esa maravilla de vida (por un tiempo y por el bien de todos) y ¡cuánto la estamos echando de menos!… Volveremos con más ganas, más ilusión y dándonos cuenta del privilegio que tenemos y de lo afortunados que somos.

    1. Felipe Samarán Reply

      Gracias Patrillorente:
      Que regalo cuando alguien añade poesía oportuna a lo que uno pensó en prosa balbuciente.
      Ver las cosas a través de los ojos de quien tiene una mirada bella, o fuera de la caja, o posibilista, o divertida, o profunda que complementa lo que uno pensó. Es una forma de ampliar la propia mirada.
      Gracias por leerlo y muchas más gracias por tomarte el tiempo de compartir esa mirada que vale un mundo.

  2. Belén Ortiz Reply

    Las sutilezas de la presencia no se pueden sustituir por imágenes y sonidos detrás de una pantalla.
    En estos días de comunicación tecnológica se pierden por el camino totalmente los sentidos del tacto, olfato y gusto, y se perciben sesgados los de la vista y el oído.
    Las pequeñas sutilezas del ser humano y de su forma de comunicarse (sobretodo la no verbal que ocupa más de un 90% de la comunicación total) son las que nos hacen únicos, las que nos hacen ser nosotros y no otros, las que permiten que nos odien, nos amen, nos recuerden….
    Tendremos que encontrar nuevas formas de transmitir adaptadas a los nuevos tiempos, quizás aprender a modular de una manera diferente la voz, tal vez un nuevo código de palabras, o incluso nuevos recursos hasta ahora inimaginables y desconocidos.
    Acaba de comenzar una nueva odisea

    1. F Reply

      Muy sugerente Belén:
      ¿Acaso no es la vida en si misma ya una Odisea? «Un Viaje de larga duración, lleno de aventuras adversas y favorables».
      Los grandes aventureros, los que ensancharon los límites de nuestro mapa y nuestro conocimiento jamás tuvieron miedo a lo desconocido, pero buscaban una gran mejora. Oro, tierras fértiles, nuevos materiales, nuevos manjares, aprender, conocer…
      Tenemos las herramientas, como un bebé su cuerpo y sus sentidos… ahora, como a él, nos falta aprender a usarlas.
      Gracias por tu aportación.

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