Es sabida, por todos los que nos dedicamos a la docencia, la presión que tenemos por obtener resultados en el ámbito de la investigación. Esta tarea es, ciertamente, compleja cuando el tiempo de dedicación para estos menesteres es limitado o de escasa calidad. Además, existe una impresión generalizada de que el resultado más relevante en esta área es el artículo científico o el capítulo de libro, en una revista con buena indexación (SJR, JCR) o un libro bien posicionado en los rankings editoriales (SPI) respectivamente. Si embargo, como trataré de compartir, el resultado más importante de una investigación es contribuir en algo o para algo y, también, mantener en el tiempo la posibilidad de profundizar en un área de conocimiento.
En primer lugar, ¿Qué es investigar?, y de manera más concreta, ¿Qué es investigar en arquitectura? La clave para tratar de dar una respuesta en el ámbito de la arquitectura es utilizar el símil del proyecto arquitectónico. ¿Cuál es el objetivo de un proyecto arquitectónico? Lo más inmediato es pensar que la idea que se condensa en una documentación de carácter eminentemente técnico suponga el objetivo de “construir un edificio”. Sin embargo, ese no es el objetivo que cumple el proyecto arquitectónico, porque una vez acabado no hay nada construido. Es decir, que el objetivo “construir un edificio” pertenece a otra fase que no es la de redactar un proyecto arquitectónico. Por lo tanto, el objetivo de desarrollar un proyecto arquitectónico es generar una documentación técnica suficiente para que, en una fase posterior, se pueda construir un edificio a partir de dicha información. Esto es muy relevante para lo que viene a continuación.
Investigar no es escribir artículos. Es decir, que el objetivo de investigar no es publicar artículos. Los artículos científicos condensan unos resultados que provienen de una fase previa, que es la investigación. De hecho, los resultados de dicha labor, la de investigar, no solo se pueden volcar en revistas científicas, ya que, por ejemplo, se pueden patentar, se pueden transferir en el ámbito docente (innovación), en el social, en el político, en el económico y en el cultural, entre otros muchos canales.
Investigar es interrogar la realidad que nos rodea, estudiándola con curiosidad y minuciosidad. En arquitectura, investigar es también esto. El objetivo de investigar es tratar de dar una respuesta solvente a la pregunta que inició este bello proceso. Esta solvencia solo se puede conseguir con rigor y precisión, alejándose de la opinión e incluso de la propia ideología. Incluso en este punto, el símil con el proyecto arquitectónico sigue vigente, ya que este último presenta una respuesta rigurosa, precisa y, sobre todo, unívoca, de aquello que se quiere documentar para que, posteriormente, se construya.
El resultado de investigar es la contribución, la aportación, el descubrimiento. Esta palabra, descubrir, interpela mucho, pero si realmente estamos investigando y lo hacemos con rigor es plausible llegar a descubrir algo. El descubrimiento no tiene porqué ser grande. De hecho, se aconseja que sea pequeño, para que sirva de escalón para construir encima de él con nuevas investigaciones y preguntas. Que sea la posteridad, otros investigadores o la comunidad científica la que determine la relevancia de la contribución.
Una manera evidente de compartir la contribución con otros colegas, o con la comunidad científica es redactando un artículo que condense el descubrimiento. En este punto sí tiene sentido escribir, y escribir bien. El artículo científico es la manera en que depositamos los resultados de una investigación para que, una vez publicado, se puedan discutir. Porque ojo: si un artículo no se puede discutir en términos científicos, no es un artículo científico.
Pero ¿esto se puede hacer en arquitectura? Algunos pensarán que solo es posible en las áreas más técnicas, como las estructuras, los materiales, las instalaciones o la construcción. Esta percepción es un error. La investigación científica es plausible en cualquier área de conocimiento, como la historia, la estética, los proyectos arquitectónicos o la crítica arquitectónica.
Como he dicho al principio, el resultado de una investigación es contribuir en algo. Ese algo no es etéreo sino concreto. Para conseguir esto hace faltan investigadores que estén puestos en el tema, que lo conozcan, que lo hayan estudiado y que deseen sostener -hacer sostenible- la investigación en el tiempo, y, para hacer esto último, hacen falta recursos. Este post no va a tratar las bondades y vilezas del sistema político actual en materia de consecución de recursos para investigación. Sin embargo, es ingenuo no abordar el camino trazado que, a falta de otro mejor, requiere la consecución de recursos, que, en definitiva, suelen materializarse en financiaciones o subvenciones. Estas fuentes de financiación pueden permitir consolidar una línea de investigación trazada por un Grupo Estable de Investigación (GEI), haciendo que puedan generar puestos de personal investigador (como por ejemplo PDI) para desarrollar el trabajo, generar tesis doctorales (también TFG y TFM), organizar y participar en congresos, realizar patentes, identificar alianzas, atraer talento y promover una comunidad en torno al tema. Por supuesto, además de todo lo que tiene que ver con los recursos materiales. En cualquier caso, lo más relevante de conseguir ayudas no es otra cosa que hacer sostenible en el tiempo la línea de investigación trazada.
Por último, es importante no confundir la investigación con la divulgación de esta. La divulgación es una manera de transferir la investigación a la sociedad para hacerla más digerible. La divulgación de la investigación es importante, por ejemplo, para aterrizarla en el ámbito docente universitario; pero, por si misma no constituye un canal adecuado y suficiente para formalizar un descubrimiento.
¿Investigas o solo escribes?
No puedo estar más de acuerdo. Espero que esto lo lea y lo «digiera» algún «mandatario» de alguna escuela de arquitectura… y de paso lo promueva…
Gracias Professoressa. Este texto pretende sugerir un progresivo cambio de cultura entre los arquitectos que investigan las áreas de proyectos y humanidades. No pretende cambiar de manera forzosa los rumbos trazados por las diferentes escuelas de arquitectura. Por eso, según yo lo veo, el cambio de cultura debe nacer de las personas y, en el mejor de los casos, estar acompañado por el interés institucional.
Espero que podamos saber más de usted!
Siempre muy esclarecedor preguntarse PARA QUÉ hacemos las cosas.
Porque quien tiene claro un «para qué» siempre encontrará un «cómo».
Enhorabuena Emilio.
Gracias Felipe. Este tema, junto con otros de igual o mayor calado, tendrán su espacio de discusión en el congreso que estamos preparando y que se celebrará en la semana del 27 de septiembre al 1 de octubre de 2021, titulado I CONGRESO INTERNACIONAL
ARQUITECTURA Y PERSONA (https://arquitecturaypersona.com/). Espero que se sumen muchos alumnos y profesores de arquitectura para indagar sobre el tema propuesto.
Felicidades por el post, Emilio!! Por cierto, ¿cómo crees que se podría mejorar la DIFUSIÓN del trabajo de investigación dentro del mundo de la investigación en arquitectura.?
Gracias Lorenzo y Agnieszka! Espero entender tu pregunta. Una forma de mejorar la DIFUSIÓN de la investigación DENTRO de la comunidad de investigadores de arquitectura es compartir los resultados. Compartir resultados supone elegir a quién queremos que nos lea, con quién queremos debatir, quién nos puede complementar, quién nos puede ayudar a reforzar una visión o una experimentación. Como he comentado en el post, la investigación tiene que ser algo que implique e involucre a las comunidades de investigadores y, por ende, a las personas. El conocimiento sobre cualquier tema mejora y se amplía cuando muchas cabezas están en ello (¿con esto de la COVID no nos suena?). Creo que esta es la clave.