Según la Rae, descubrir significa “el acto de manifestar algo oculto”.
Esta es la sensación que recorre mi pensamiento cuando pienso en la obra de Giancarlo Mazzanti. Con el juego, con la arquitectura y el concepto como herramientas de la presencia arquitectónica, Giancarlo ha puesto nombre a lugares sin nombre, ha visibilizado el desarraigo y combatido la memoria histórica de un país de desplazados a través de detonadores urbanos en los lugares sin recuerdo, sin historia. La arquitectura de Mazzanti, más allá de la forma, como contenedor de cultura, dinamizador de comunidades en torno al deporte, el espacio público, el ocio y el encuentro de las personas, alcanza uno de los más nobles propósitos que la arquitectura puede conseguir, hacer crecer en las personas el sentido de pertenencia hacia un lugar, y ser, en definitiva, el soporte de la vida: “adquirir un nombre”.
LA BIBLIOTECA ESPAÑA,
Situada en la comuna nororiental de Medellín, en el barrio llamado Santo Domingo Sabio, se ubica el hecho arquitectónico construido más importante del llamado cambio arquitectónico de la ciudad de Medellín. Un hito arquitectónico imprescindible para conocer cómo la arquitectura puede introducirse, de manera disruptiva en un lugar para detonar un cambio, el cambio.
La comuna nor-oriental de Medellín fue uno de los barrios más peligrosos del mundo, cuna del Narcotráfico y ejemplo de un lugar donde el estado no podía llegar, y tras un ambicioso plan político se plantea un proyecto arquitectónico que trasciende la arquitectura, imponiéndose al paisaje riega su planta baja de urbanidad, rompe con las dinámicas de violencia y convierte, por arte de la cultura y la arquitectura, la vida de cientos de niños de la comuna en un lugar con “menos calle, menos vicio… y más ejemplo”.
(ver https://www.elequipomazzanti.com/es/video/video-5/).
EL BOSQUE DE LA ESPERANZA DE “LOS ALTOS DE CAZUCÁ”
De nuevo, atacando el problema, las personas. La estructura etérea poliédrica que proyecta una sombra es más que un logro arquitectónico o estructural porque logra lo más elemental, lo primigenio en arquitectura, logra darle nombre a un lugar.
En los altos de Cazuca, en un grandísimo “no lugar” situado en tierra de nadie (https://www.elespectador.com/noticias/bogota/altos-de-cazuca-tierra-de-nadie/), dentro del área suburbana de Bogotá, un lugar de desplazados del conflicto, donde apenas llegó el gobierno, en una de las comunas de mayor peligro y desarraigo de la gran urbe, la arquitectura concede un nombre; “la Plaza de la Esperanza” “De los pies descalzos” “El parque de Shakira”, y el lugar ahora existe. La sombra dio paso a la comunidad, y esta proporcionó uso, y el uso detonó el empoderamiento de una comunidad sin arraigo y golpeada, dando paso a la empatía y el sentido de pertenencia.
https://www.elequipomazzanti.com/es/video/video-2/ (minuto 7)
PARQUE BIBLIOTECA LEÓN DE GREIFF. LA LADERA
Cuando la arquitectura se vuelve implantación, cuando se deposita elegante en la ladera, provoca algunos de los efectos más increíbles de la arquitectura.
En primer lugar, el soporte, soporte para mirar y para ser mirado, una restitución topográfica para enmarcar y para habitar la cubierta. También, es un ejemplo de discreción paisajística, utilizando los más elementales artificios arquitectónicos de la inserción orgánica de la arquitectura fraccionada que, aprovechando el desnivel captura espacio interior sin imponerse en el paisaje. Y, por último, de nuevo un espacio para las personas, para proporcionar cultura en otro lugar olvidado y castigado, arquitectura por y para la gente.
¡Increíble artículo!
Algo muy interesante es que estos tres proyectos además de tener en común el arquitecto que lo hizo, es que son hitos de la ciudad. Estos lugares representativos, generan espacios públicos y lugares de encuentro que promueven la actividad física y de recreación entre los ciudadanos. Este tipo de espacios son los que más se necesitan, ya que aumentan y mejoran la calidad de vida de las personas, no solo transforman espacios, sino la cultura y el estilo de vida de una ciudad.
Como el título del artículo lo dice, “descubrir” lleva a conocer este sentido de pertenencia urbano que le da identidad a un lugar y a los habitantes.
«visibilizar el desarraigo y combatir la memoria histórica» que conceptos más bonitos. La arquitectura no es, o no debiera ser, una mera forma, es una contribución al presente y al futuro que da muchísimo valor al lugar, creando sinergias con la ciudad y con el tiempo.
Me fascina y me llama la atención como gran parte de las obras del arquitecto, Giancarlo Mazzanti tienen el objetivo de proporcionar y generar bienestar. Me parece interesante como genera un valor agregado, al entender a fondo las espacialidades y las necesidades de.
Por esta razón se me hace interesante la idea de que la arquitectura tiene que ver más allá que con solo pegar ladrillos, sino el poder descubrir estos espacios que no tenían un nombre o no se les daba importancia mediante la arquitectura, que es capaz de producir cierto tipo de bienestar, calidad, etc.
Relaciono «adquirir un nombre» con bautismo como «Primera actuación de alguien en una actividad (RAE 2020)», como describe el autor cual por primera vez se habita un lugar, se viviera en comunidad o se emplazarse a mirar y ser paisaje.
Me impresiona como se describe ofertar hospedaje a la cultura poder generar recuerdos y hacer historia.
Es una satisfacción profesional cuando se percibe el poder transformador de la arquitectura en la sociedad.
Cuando se puede comprobar que una arquitectura bien planteada es capaz de variar el rumbo de la vida en un determinado lugar para sus habitantes.
Es un placer comprobar que hay arquitectos que entienden que la arquitectura no se debe fotografiar vacía de usuarios como si viviéramos en permanente pandemia, sino bien utilizada y disfrutada por quienes la habitan.