Desde Equipo Anticovid nos hacen llegar el siguiente post que a buen seguro te va a interesar!!
Esta pandemia no para de sorprendernos con historias de inventores, de makers, de la autoproducción casera de cachivaches, como si la impresión 3D fuera la verdadera vacuna contra el dichoso virus.
Pero no van desencaminados y desde que se decretara el estado de alarma ha comenzado una carrera vertiginosa por intentar paliar las visibles carencias de lo que ocurre cuando, por economía, se depende de la fabricación en otros países.
Todo el mundo comenzó una vertiginosa carrera de obstáculos por diseñar, producir y homologar toda clase de material sanitario, respiradores, pantallas faciales, mascarillas de tela, incluso se desarrollaron válvulas conectoras para adaptar escafandras de buceo a dispositivos de anestesia para convertirlos en sistemas de ventilación para pacientes de Covid19.
El movimiento CoronavirusMakers se extendía casi tan rápido como el contagio, convirtiendo a todo aquel aficionado con una impresora 3D, montada en casa por sí mismo, en un superhéroe con poderes para dotar de equipos de protección individual (EPIs) a los sanitarios en primera línea de batalla.
EPIs cuyos diseños – co-creados y fabricados de manera distribuida por todo el territorio organizado por distritos para cubrir toda la demanda durante el pico de la curva – sufrieron altos y bajos cuando se aprobaba y se suspendía su uso para sanitarios en diferentes comunidades u hospitales particulares.
En toda esta proliferación de grupos de makers comunicándose por Telegram con hilos de conversación imposibles de seguir en tiempo real y la nebulosa de homologaciones de los dispositivos, surge el EquipoAntiCovid una iniciativa de voluntarios unidos para fabricar y suministrar protectores faciales a sanitarios y fuerzas de seguridad de la Comunidad de Madrid.
Todo gracias a la donación de material de instituciones y anónimos, mediante la coordinación de solicitudes bajo demanda y una eficiente ruta de reparto que, a finales de abril y en tan sólo un mes, ha conseguido entregar casi 30.000 viseras, 1.100 mascarillas, 300 válvulas, 120 conectores y 11.600 salvaorejas.
Vídeo publicado originalmente BBC.com aquí.
Los coordinadores de este equipo, Alba del Rey, Almudena Laria y Fabricio Santos, – auténticos desconocidos un mes atrás – comparten el ADN de la disciplina de la arquitectura y la inquietud del hacer, que les capacita para afrontar cualquier empresa, levantándose crisis (2008) tras crisis (2020) y reinventándose para salir adelante dirigiendo proyectos, sean o no arquitectónicos.
El proyecto arquitectónico moderno y la cultura maker poseen grandes similitudes herederas del movimiento Arts & Crafts del siglo XX, cuyas competencias revisadas en plena era digital, cumplen con los requisitos del siglo XXI en la colaboración interdisciplinar deslocalizada para la resolución creativa de problemas por iteración, con responsabilidad social y nociones tecnológicas en autoformación contante y durante un proceso flexible y abierto.
Pero ojo, no confundamos el movimiento maker con “tengo una impresora 3D en casa”, y mucho menos con ser experto en diseño y fabricación digital…cuando uno sólo se limita a reproducir el diseño de un tercero descargado de internet, que ha padecido tantas transformaciones que adaptan más su forma a que se pueda imprimir que a cumplir apropiadamente la función para la que fue concebido. Como ya ocurría con las limitaciones en los primeros proyectos de los años 80 realizados mediante herramientas CAD donde el resultado era más condicionado por lo que podía hacer el ordenador que lo que quería desarrollar la mente del arquitecto, que conseguía expresarse mejor con sus manos que con el ratón, por aquel entonces.
A día de hoy, inmersos en la IV Revolución Industrial, las aplicaciones CAM y la industria inteligente 4.0 están permitiendo una transcripción literal, bajo demanda y personalizada de los proyectos, que universidades de vanguardia están sabiendo actualizar en sus currículos. Pero a la vez, cobra más fuerza la tendencia del DIY amparada bajo tutoriales de autoformación online que resultan igual de eficientes para la capacitación de uno mismo en ciertas cuestiones.
Los arquitectos siempre han tenido la obligación de documentarse y estudiar para ejecutar cada nuevo proyecto, como han hecho los makers durante esta pandemia escuchando las necesidades de los médicos, y sin duda la virtud de contemplar la fabricación digital dentro de la disciplina arquitectónica será un punto diferencial que hará más operativo su liderazgo en el diseño del proyecto al capacitarlo de interlocución con los agentes del hardware de prototipado.
Por eso, cuando alguien vuelva a insinuar ¿para qué estudiar arquitectura, si no se va a construir en los próximos años por la crisis?, habrá que preguntarse ¿y qué profesión te va a capacitar mejor para adaptarte al cambio constante en las generaciones venideras?
Quizá la respuesta la encontremos en los makers, que a día de hoy han demostrado ser los únicos capaces de hacer frente a la crisis sanitaria, coordinándose interdisciplinarmente y aprendiendo en tiempo real de forma deslocalizada para sortear cualquier obstáculo compartiendo un lenguaje común de creatividad resiliente cual arquitecto inventor.
Imagen del portada: «Maker van der Rohe», fotomontaje de Alba del Rey & Almudena Laria.
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