El movimiento moderno centró la mayor parte de sus esfuerzos en la vivienda mínima, en sustituir metros por eficacia, sombra y falta de ventilación por luz directa del sol, los espacios angostos de la ciudad histórica por un tejido poroso en contacto con la vegetación… En Madrid este intenso trabajo llegó en los 50 y terminó a mediados de los 60, donde la experimentación dejó paso al beneficio económico.
Mucho hablamos los arquitectos de estas viviendas, las estudiamos y —como cualquier otro patrimonio moderno— queremos conservarlas, pero ¿quién se atreve a re-habitarlas?
Estas viviendas, construidas para los migrantes españoles que venían a conseguir trabajo en la capital, están ahora ocupadas por los migrantes de otros países que vienen a lo mismo y, en algunos casos, por los propios hijos de aquellos migrantes que no han podido mejorar su situación económica o que, incluso, han sufrido su empeoramiento a causa de las últimas crisis vividas. El resto ha preferido una vivienda en la segunda periferia de Madrid, más alejada del centro histórico, pero que ha conseguido desprenderse del título de “vivienda social”.
El modelo de la segunda periferia de Madrid, los PAUs (Planes de Actuación Urbanística) ha ganado la partida a la primera periferia, ofreciendo manzanas cerradas —una imitación formal, que no funcional, de los ensanches—, garaje, trastero y piscina. Todo un lujo al alcance de una hipoteca que se conseguía muy fácilmente y que, en muchos casos, ha terminado en drama familiar y social con los desahucios.
Somos los arquitectos los que podemos ver características de esta primera periferia, de sus viviendas y de su urbanismo, que superan con creces los planteamientos de la segunda. Viviendas bien iluminadas y ventiladas, entornos verdes que no han sellado el suelo y que amortiguan las temperaturas extremas, más silencio, transporte público cercano, colegios y centros de salud consolidados…
En su día los arquitectos protagonistas de las viviendas construidas en los años 50-60 también creyeron en ellas como buena arquitectura y no como simples alojamientos para nuevas familias. De hecho, algunos de ellos las habitaron: Vázquez de Castro en Caño Roto (nos dejó en herencia unas imágenes interiores de su casa dignas de las case study houses) Oíza y José Luis Romany en sus viviendas-estudios del Hogar del Empleado, Carlos Ferrán en la colonia de Batán, en una de las torres que dominan la Casa de Campo, Lucho Miquel en el Poblado Dirigido de Fuencarral…
Quizás ahora que los arquitectos —al contrario que en los 50-60— no somos élite y hemos bajado nuestro nivel adquisitivo, es el momento de volver a revisar esta primera periferia y considerar la opción de re-habitarla.
Uno de los premios COAM de interiorismo de este último año se ha otorgado a una reforma de una vivienda de la Colonia Juan XXIII en Carabanchel construida en los años 60. Estas viviendas fueron proyectadas por el equipo de El Hogar del Empleado —una asociación benéfica que construyó más de 3000 viviendas en Madrid— que contó con las figuras de Sáenz de Oíza, José Luis Romany, Luis Cubillo, Adam Milczynski, Eduardo Mangada y Carlos Ferrán.
Este es su último proyecto como promotora sin ánimo de lucro. En él, el equipo llega a la mayor complejidad de diseño aplicando distintas escalas dentro de la ordenación y una tipología de vivienda importada del London County Council, la scissors flat. Este tipo de vivienda se utilizó en varios edificios en Londres e incluso Kennet Frampton firma un proyecto de apartamentos en Corringham con esta tipología en los mismos años que la Colonia Juan XXIII.
La vivienda reformada pertenece al tipo de las scissors flat. La intención del proyecto consistió en potenciar al máximo la riqueza espacial del tipo original con los distintos niveles que la vivienda desarrolla por encima de la galería del edificio. Para ello, dar protagonismo a la escalera que comunica los distintos niveles y conseguir continuidad espacial en la vivienda parecían las actuaciones fundamentales.
Para conseguir esta continuidad espacial se utilizaron dos estrategias. La primera se lleva a cabo en uno de los dormitorios, el que está por encima de la galería. Se separa del resto de la vivienda con dos sistemas, uno de vidrio que permite mantener el contacto visual global y otro de tela opaca que permite generar privacidad y oscuridad. La segunda se realiza en uno de los dormitorios de la zona de noche. Se convierte en un estudio en continuidad con la escalera y con visuales al salón. Estas dos estrategias permiten experimentar el largo total de la vivienda de casi 14 metros.
Otro de los mayores atractivos de la colonia Juan XXIII, debido a la introducción de 88 viviendas en una única edificación con un único ascensor, consiste en los espacios comunes y las galerías interiores que dan acceso a las unidades de habitación. La generosidad de estos espacios intermedios nos remite al in beetwen del team X.
Cuando los nuevos propietarios de la vivienda reformada preguntaron a su vendedora —que había pasado su infancia y juventud en la colonia— qué era lo mejor de ella, esta dijo: “sin duda, los ratos de juegos en las galerías”.
Esta reforma no es el único caso de arquitectos que recuperan viviendas de la primera periferia de Madrid, el estudio B102 arquitectura ha realizado dos reformas en el Poblado Dirigido de Fuencarral actualizando sus viviendas, el estudio Virai Arquitectos se ha instalado en una antigua farmacia del Poblado Dirigido de Fuencarral, en una de sus plazas comerciales…
Sin duda unas viviendas de esta calidad merecen tener una segunda vida y quizás seamos los arquitectos los que podamos reivindicarlas y disfrutarlas. ¿Nos atrevemos?
Si alguno ya ha re-habitado alguna de estas primeras periferias y quiere compartir la experiencia podríamos difundirla en este blog con otra entrada. ¡Os animo a ello!
Si queréis conocer más sobre la experiencia de Vázquez de Casto en Caño Roto os recomiendo este post.
Muy interesante el post: me ha encantado.
Os pongo en contacto con dos personas: una ha re-habitado y la otra ha habitado…
Nos ha gustado mucho el post!
Somos Sanatorio de Ideas (estudio de Interiorismo y Diseño)
Grandes fans de Oiza y con la suerte de haber rehabilitado 3 viviendas en Torres Blancas ademas de tener el estudio en una de las viviendas proyectadas por él. Estaríamos encantados en compartir la experiencia.