LO ÚLTIMO DE BANKSY: HAZ TURISMO INVADIENDO UN PAÍS

La similitud entre los diferentes lugares del mundo, por remotos que sean, es pasmosa. ¿En qué se parece la cumbre del Everest y la ciudad de Venecia? La respuesta parece de chiste. El miércoles 22 de mayo de 2019 más de 200 alpinistas se agolpaban en la cresta sureste que daba acceso al punto más alto del planeta. Ese mismo día en la capital del Véneto desembarcaban cerca de 60.000 turistas. Mientras, en una transitada vía peatonal ocupada por los gabinetes callejeros de los pintores de souvenirs, Banksy desplegaba su singular puesto mostrando, como en una instantánea, todo lo que estaba acaeciendo en la ciudad y, por extensión, en el mundo.

El mensaje crítico de Banksy puede llegar a ser predecible, pero su obra nunca deja de sorprender. En un video que documenta esta intervención, el misterioso artista supuestamente británico aparece en escena montando su propio tenderete. En él presenta Venice in oil, un paisaje de Venecia fragmentado en los diferentes lienzos que constituyen el singular gabinete. La sencilla reconstrucción visual que se muestra a través de los óleos conforma un gigantesco trasatlántico, símbolo del poder invasivo del turismo terráqueo, como epítome del nuevo paisaje urbano de esa ciudad diseñada por Lombardo, Palladio y Scamozzi, que fue cuna de Marco Polo y Vivaldi, y también tumba de Wagner, entre otros muchos. El buque que ofusca la visión no representa otra cosa que la victoria de una especie de “nueva arquitectura moderna” hecha por y para los nuevos habitantes efímeros de la pseudo-isla, que responde de manera eficiente a los requerimientos funcionales del turismo del siglo XXI. Esta correspondencia funcional no se limita al ingenio del barco, sino que afecta a la propia ciudad. Venecia y sus habitantes son parte de los empleados de este circo que ha convertido una joya en un souvenir.

La visión de Banksy no es una novedad. En 2012, Andreas Pichler presentó este paradigma en Das Venedig Syndrome (The Venice Syndrome), cuya estela han seguido otros documentales como Gringo Trails (2013), Welcome Goodbye (2014) o Bye Bye Barcelona (2014), entre otros. La manera en que Banksy presenta su mensaje tampoco lo es y no por ello deja de ser sugerente. Su propuesta recuerda al espíritu iniciado en el siglo XVII cuando se inició la moda del Grand Tour, a los abigarrados cuadros de Panini y a los ambientes alternativos a las grandes exposiciones decimonónicas francesas, donde los artistas alejados del circuito de la Academia presentaban las obras que fraguarían el arte que ha llegado hasta nuestros días. Precisamente esto último es lo que reivindica Banksy, más allá incluso de la denuncia cultural: ¿cómo es posible que el reputado artista no haya sido invitado a la 58ª edición de la Bienal de Venecia? (señala junto a su video). La provocación de Banksy no dejará indiferente al mundo del arte.

Mientras, las hordas de turistas seguirán invadiendo Venecia y hundiéndola poco a poco. La lección para aquellos lugares que quieran salir en el mapa mundial del espectáculo es sencilla: dejarse invadir haciendo que parezca barato y, si procede, “pagando la estancia”.

¿De verdad queremos esto para las ciudades?

 

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Emilio Delgado Martos (27/05/2019) Emilio Delgado Martos es arquitecto (ETSAM 2001) y doctor en Humanidades (UFV 2017). Es Subdirector de Investigación de la EPS de la UFV. Desde 2006 es profesor en las titulaciones de Arquitectura y Diseño de la UFV, participando a la vez en diferentes grupos de investigación en la UFV. Como profesional dirige desde 2005 Estudio Arquitectura Hago (estudiohago.com) donde ha desarrollado más de 100 proyectos y construido más de 25. Durante los últimos años han realizado conferencias, participado en exposiciones, realizado publicaciones de ámbito internacional y recibido premios y reconocimientos entre los que destaca la nominación para el Mies van der Rohe Award de 2015.

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